Jorge Sánchez, vocalista de La Revolución Carpera, de Salta, se refirió a los grupos del norte argentino que realizan giras por la capital del país. Y aseguró que muchos actúan por poco dinero. "Van por la publicidad y vuelven con dos pesos", opinó en conversación con Cumbia de la Pura.
La situación de las bandas nacidas en las provincias de Salta y Jujuy es un ejemplo de la fragmentación de la cumbia que se vive en Argentina, donde las agrupaciones actúan en su territorio y las radios locales difunden su música.
Sobretodo en la época del carnaval, durante los meses de enero, febrero y marzo. "La gente contenta con harina, talco, témpera, albahaca. Y todos chupados. El carnaval se vive así", comentó Sánchez.
Las cumbias norteñas no se difunden en otras provincias o ciudades. A no ser que haya migrantes jujeños y salteños que residan en ese lugar. Y que exista un boliche o una peña donde puedan ir a bailar.
En consecuencia, el Área Metropolitana de Buenos Aires es un punto de convergencia de muchos conjuntos del Norte. En este sector residen muchos inmigrantes y hay varios bailes que los reúne cada fin de semana.
"Es importante ir a Buenos Aires. Pero algunos grupos van por cartelera y cobran mucho menos", señaló Sánchez.
Sucede que hay artistas que realizan giras de promoción, a cambio de los gastos mínimos, en vez de trabajar por el cachet correspondiente a cada uno de sus shows, más los costos de traslado, alojamiento y comida de cada uno de sus músicos.
"Van por la publicidad y vuelven con dos pesos. Uno tiene que volver con plata. Tus hijos y la familia te esperan. Siempre hay que comprarles un recuerdo", observó.
Para Sánchez, es un problema que generan las nuevas generaciones.
"Los muchachos que quieren salir no tienen códigos y no respetan a los que estaban de hace mucho".
El problema es que si hay agrupaciones que reducen sus valores de contratación, los empresarios dejan de convocar a las que mantienen su precio. Y solo ponen en el escenario a aquellas dispuestas a recaudar poco dinero. En consecuencia, los artistas cada vez ganan menos. Y los bolicheros son los únicos beneficiados.
Esta idea fue compartida por Sánchez.
"Se perjudica al resto de los grupos. Los muchachos se pagan su sala de ensayo, instrumentos, parches, encordado, la afinación de un acordeón. Y se gasta. Lamentablemente, no reconocen el trabajo", declaró.
Esta situación expone el sistema de trabajo de la movida tropical, donde la mayoría de los músicos viven de otras actividades y la cumbia es una changa más.
"Muchos de los grupos no viven de la música, tienen su trabajo aparte. Es cuestión de saber sobrellevar la vida. Los que viven a base de la música son contaditos. Por eso los muchachos cada vez que salen a tocar dan todo. Tienen hambre de escenario. Dan lo mejor para que la gente salga conforme".
En consecuencia, una gira por Buenos Aires, para un artista de Salta o Jujuy, tiene que valer la pena económicamente.
"Son cinco días que hay que estar fuera de tu casa. La mayoría de los músicos tiene que pedir permiso en su trabajo. Y a veces los costos no dan. Entonces cuando hay un buen negocio o una buena propuesta, uno puede ir", sentenció Sánchez.
En otro orden, el vocalista de La Revolución Carpera habló sobre sus inicios en la música.
"De chico siempre me atrajo el acordeón. Mi papá tocaba de oído y yo lo acompañaba con el güiro. Un día me compré una tumbadora. Hasta que empecé a escuchar la música carpera. Se escuchaba Wanabara, Los Lirios Salteños, Los Lirios Colombianos. Desde chico ya fui consumiendo la música", expresó.
Con el correr de los años, Sánchez comenzó a trabajar junto a su padre, que poseía una empresa de transporte. Y sin buscarlo, tuvo su primer acercamiento a la movida tropical salteña.
"Mi papá tenía una Renault Traffic con la que hacía fletes y viajes para Los Lirios Salteños. Pero cuando no podía me mandaba a mí", recordó.
En calidad de conductor y fletero, Sánchez se hizo amigo de los músicos. Y se aprendió las canciones de memoria.
"A veces, llegaba para los ensayos que hacían antes de salir a tocar. Yo los miraba y memorizaba las letras. Y un día me invitaron a cantar unos temas", contó.
Este episodio llamó la atención de Nolasco Arapa, vocalista de la banda, quien sufría de un afección cardíaca. Y lo convocó a Sánchez para hablar en privado.
"Estaba medio jodido del corazón. Hacía poco que le habían hecho un by pass y le habían puesto un marcapasos. Y un día me dijo: "Quiero dejar a alguien hasta que me pueda recuperar". Y así empecé a animar y hacer coros. Después me puse a cantar", memoró.
De esta manera, el conductor y fletero devino en cantante de cumbia. Mientras Arapa reposaba en su hogar, Sánchez le daba voz a Los Lirios Salteños.
Hasta que el vocalista original se recuperó y retomó su lugar. Por lo que Sánchez, que le había agarrado el gusto a cantar, lanzó su propia banda, junto a uno de los músicos.
"Un día volvió Arapa y quedé vacante. Y el acordeonista, que justo se iba, me dijo: "¿Armamos un grupo?".
Así nació La Diferencia, en 2009, con quien trabajó un año.
Luego, Sánchez se sumó a Ventura y sus Tropicales, que buscaba cantante. Su misión era suplir a Jesús Mamani, que había abandonado la agrupación.
"Estuve casi tres años. A Buenos Aires fuimos como seis veces".
Sánchez obtuvo mucha experiencia al trabajar en una banda de renombre. Lo que lo llevó a volver a probar suerte con un proyecto propio.
En consecuencia, en el invierno de 2013, lanzó Jorge y Los Dueños del Ritmo.
La banda la armó junto a Víctor y Luis, quienes tocaban el timbal y el bajo en Ventura y sus Tropicales.
"Los dueños del ritmo somos nosotros", le dijeron los músicos.
Sin embargo, a los dos años de haber comenzado esta nueva etapa, hubo problemas con sus socios.
"Me separé y armé Jorge y La Revolución Carpera".
"El 8 de diciembre de 2015 largamos con el nuevo nombre, justo en el día de la Virgen del Valle", aclaró.
Después de tantos cambios, Sánchez encontró su marca definitiva. La Revolución Carpera es el título con el que trabaja en la actualidad.
Escuchá la nota completa acá:
La entrevista fue realizada en vivo en la tarde del sábado 2 de julio de 2016.
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